El Furancho Iglesario está situado en el ayuntamiento de Bueu, en la parroquia de Cela. Esta localidad pertenece a la comarca del Morrazo, una zona famosa por sus espectaculares vistas a las Rías Baixas, sus playas de arena fina y su fuerte vínculo con la cultura marinera. Cela, por su parte, es una parroquia tranquila, ideal para quienes buscan una experiencia auténtica en el interior gallego, lejos del bullicio turístico.

Cómo llegar
Para llegar al Furancho Iglesario desde Bueu, toma la carretera PO-315 en dirección a Marín. A aproximadamente 2 kilómetros, encontrarás un desvío a la derecha señalizado hacia Cela. Continúa por esta carretera secundaria y sigue las indicaciones hacia la iglesia parroquial de Cela, que sirve como referencia clave para encontrar el furancho. El trayecto incluye algunos giros, por lo que es recomendable prestar atención a los cruces señalizados hacia la parroquia.
Si vienes desde Marín, también puedes usar la PO-315, pero el desvío hacia Cela quedará a la izquierda.

Aparcamiento
El Furancho Iglesario no dispone de aparcamiento propio, pero justo enfrente de la iglesia de Cela hay una amplia zona habilitada que permite estacionar cómodamente. Este espacio es suficientemente grande para acoger a bastantes vehículos, incluso en días concurridos, lo que facilita el acceso para quienes llegan en coche.

Descripción del lugar
Ubicado en una casa de piedra que encarna la esencia rural gallega, el Furancho Iglesario ofrece un entorno acogedor y auténtico. La entrada a través de un patio interior ya anticipa la cálida atmósfera que los visitantes encontrarán dentro. El comedor principal cuenta con numerosas mesas, siendo las del fondo algo más espaciosas, ideales para reuniones familiares o de grupo. También dispone de un comedor más pequeño, con tan solo cuatro mesas, perfecto para quienes buscan un ambiente más íntimo.

Las paredes de piedra, el mobiliario sencillo y la iluminación cálida crean un ambiente hogareño y agradable, ideal para disfrutar de una buena comida en compañía.

La carta
La carta del Furancho Iglesario ofrece una selección de tapas y raciones que destacan por su sencillez y sabor:

• Empanada, con opciones de bacalao, atún y carne, de masa fina y con un relleno muy sabroso.
• Croquetas de jamón, crujientes por fuera y cremosas por dentro.
• Tortilla de patata, jugosa y con un punto de cocción perfecto.
• Oreja
• Lengua guisada.
• Huevos fritos con chorizo, un clásico que nunca falla.
• Raxo y zorza, dos propuestas típicamente gallegas que no pueden faltar en un furancho.

En cuanto a los vinos, el blanco es sabroso y afrutado, fácil de beber y muy agradable al paladar. El tinto, por su parte, es algo más áspero, con poca acidez, lo que lo convierte en un complemento ideal para las raciones más contundentes. Con los vinos te sirven una tapa. En nuestro caso de callos, que estaban sencillamente espectaculares.

El servicio es rápido y eficiente, lo que permite disfrutar de la comida sin largas esperas. Los platos, además de sabrosos, se sirven en cantidades generosas. En cuanto a precios, la experiencia es muy accesible, con un coste aproximado de 12 euros por persona, lo que lo convierte en una opción perfecta para quienes buscan buena comida en un entorno familiar y auténtico.